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Mis impresiones sobre el curso de entrenamiento intensivo en Los Angeles (articulo de Andrés Salazar)

25.05.2015

Desde un comienzo, sentí que el estudio del Kung Fu tradicional chino era algo que abarcaría gran parte de mi vida. Y ahora, mi vida sin duda alguna gira en torno a esto. Iniciando, entrenar con Kirill Nesterenkov abrió mis ojos para ver el mundo y a mí mismo de una nueva manera. Las prioridades cambian y ha sido un proceso de cambio interno. Un proceso infinitamente lejos de haberse completado por supuesto, pero que llena mi vida con la búsqueda de perfeccionarme por el camino del Kung Fu.

Más allá de superar limitaciones físicas, este proceso ha sido la superación de barreras mentales, que permite continuar en el camino para enfrentarse con nuevos obstáculos. En este momento no se trata de pensar en qué tan lejos he llegado, porque el camino es largo, sino en pensar en que logro vislumbrar con más claridad el camino que sigo, por mi cuenta y con el apoyo de quienes me enseñan, como Kirill, el jefe del Dragón Dorado en Bogotá; Valery Prosvirov, el Gran Maestro, y Dmitry Prosvirov, su hijo y un gran instructor.

Es incontable la cantidad de sudor que he derramado en el suelo, pero entrenando hay algo que hace querer continuar, hay un deseo, que se ha hecho casi una necesidad, de seguir este camino. Y entre Marzo y Mayo del 2015, este deseo sí que ha resultado útil. Dos meses de entrenamiento continuo en el Dragón Dorado en Los Ángeles, Estados Unidos, donde junto al Gran Maestro, a Dmitry y a toda la familia de la Escuela que se encuentra allí, he de alguna manera formalizado este deseo tanto conmigo mismo como con el Dragón Dorado.
La enseñanza que he recibido allí es impresionante. Es similar a la llegada de destellos de luz sobre la oscuridad. Poco a poco logro ver detalles del camino, me encuentro dando pequeños pasos día a día con el anhelo de alcanzar una mayor claridad y poder ver no solo la ruta sino todos sus alrededores.

Firmemente creo, como escucho cada día al entrenar, que la sencillez es primordial. Entonces, si he de dar pocas palabras sobre el aprendizaje en estos dos meses en Los Ángeles, tendría que hablar sobre la importancia de los principios. Los principios rigen en Kung Fu. “Yo no temo al hombre que ha lanzado diez mil patadas, yo temo al hombre que ha lanzado una patada 10000 veces”, dijo Bruce Lee con toda certeza. De ello la atención a la calidad, a cada detalle, a escuchar al cuerpo y a olvidarse de distracciones como tensión o búsqueda de sentir poder. Enseñanzas del Gran Maestro que abarcan mucho más que técnica de combate, sino que se elevan a la totalidad de la vida.

No es mi deseo dar una cantidad ridícula de detalles, puesto que acá escritos poco significarían. Pero sí he de decir que el Kung Fu, de una misma vertiente, una misma verdad, entre Bogotá y Los Ángeles, me ha impulsado a seguir el camino.

Ahora inicio mi vida como profesional, enseñando en el Dragón Dorado en Colombia. Esto es parte de mi desarrollo, lo tengo claro. Además, con toda honestidad, me encanta enseñar Kung Fu. Bien me ha dicho Kirill que difícilmente habrá otro trabajo al que se llega y es como una fiesta para uno. Mis planes son continuar enseñando, entrenando, y ser cada vez mejor. No mejor que los demás, sino mejor que yo ayer, es lo que quiero, lo que considero necesario.
Me motiva ser mejor, enseñar mejor, ser mejor persona, este es el camino que he decidido seguir en Kung Fu.

Pretendo ser breve y hablar de lo más importante, así que no hay más que agradecer a todos en la Escuela, quienes me han dado la bienvenida a la familia, haciendo que sin duda el Dragón Dorado sea mi hogar.