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Interna y Externa no son dos familias. No hay una parte más importante de un todo, y al dividir la totalidad en partes, para siempre excluimos la posibilidad de andar por los pasos del camino de la sabiduría y el perfeccionamiento propio. Puede ser comparado a estar en frente de una pila de ladrillos, tratando de imaginar qué clase de casa conformaban. Es algo difícil, ¿cierto? La división de las escuelas Internas y Externas sí existe formalmente, pero solo en los límites de una tendencia. Aquí el trabajo en la Externa apunta al desarrollo de la fuerza al exterior (Li), como la flexibilidad, coordinación, resistencia, etc. El trabajo en la Interna se trata del desarrollo del esfuerzo (Jing) y todo con aquello que cubre el término chino Neigong (trabajo interno): desarrollo de la fuerza del pensamiento, espíritu y la mente, el poder del chi, etc. Pero es importante recordar que uno sin el otro no es nada. Yin y Yang no existen el uno sin el otro – este es el fundamento. Y si quieres lograr algo que valga la pena esto no puede dejarse a un lado. Dividir los estilos en familias Internas y Externas es una absoluta tontería, especialmente en la interpretación que es usada hoy en día. Es extraño, pero hay una opinión (por algún motivo considerada un axioma), que la Externa es una fortaleza que involucra una tendencia de necesitar la fuerza de un toro para actuar efectivamente. Pero incluso esto no sería suficiente si tampoco se tiene una “capacidad innata”. Y que la familia Interna es una “técnica fina”, donde no se requiere ninguna fuerza, porque hay un “súper chi” que hará todo por ti, y no hará falta de hacer flexiones hasta la inconciencia. Hablar acerca de su uso (en una pelea y no solo), se llega a la usual conclusión que la Externa puede ser usada para pelear y la Interna no es aplicable. Delirios de un loco, pero la gente lo cree. ¿Por qué? La respuesta es de hecho simple – ignorancia, mejor dicho, una absoluta falta de entendimiento de lo que son las artes marciales.
Los antiguos solían decir: la posibilidad de elección es la peor enfermedad de la mente. La gente en la modernidad pasa tiempo precioso de la vida buscando el ser personal, escogiendo ropa, cosas, que supuestamente han de definir la imagen propia inventada. Se precipitan entre "qué hacer" y "cómo actuar". Pensar este argumento invoca la verdad, ellos siguen el camino de "ensayo y error" y eventualmente acaban como la vieja mujer de Pushkin: la tina rota, un montón de errores y la verdad ni siquiera se asoma. Verdaderamente nadie en el mundo puede evitar del todo los errores, pero si uno es capaz de dejar de pensar en clichés (como la mayoría) y dejar de pensar desde el punto de "qué quiero" para empezar a detenerse a pensar desde el "quién soy", "de qué soy capaz" (desde un punto de vista imparcial, no de ensueño), y solo después del "qué merezco", entonces el número de errores disminuirá en grandes cantidades. Y si le añades a ello el entendimiento que la vida es acción, el teorizar y razonar sobre la verdad desaparecerán porque en cambio la verás. Es fácil, inténtalo.